Del anochecer a la noche cerrada, por caminos de
palabras que iban y venían, de manos que se
encontraban un instante sobre el mantel antes de
una risa y otros cigarrillos, quedaría un viaje en
taxi, algún lugar que ella o él conocían, una
habitación, todo como fundido en una sola imagen
instantánea resolviéndose en una blancura de
sábanas y la casi inmediata, furiosa convulsión de
los cuerpos en un interminable encuentro, en las
pausas rotas y rehechas y violadas y cada vez
menos creíbles, en cada nueva implosión que los
segaba y los sumía y los quemaba hasta el sopor,
hasta la última brasa de los cigarrillos del alba.
Cuando apagué la lámpara del escritorio y miré el
fondo del vaso vacío, todo era todavía pura
negación de las nueve de la noche, de la fatiga
a la vuelta de otro día de trabajo. ¿Para qué seguir
escribiendo si las palabras llevaban ya una hora
resbalando sobre esa negación, tendiéndose en el
papel como lo que eran, meros dibujos privados de
todo sostén?
Había publicado esto mismo en el blog que tenía anteriormente para la escuela, y realmente siempre me gustó muchisimo...asi que vuelvo a publicarlo, pero esta vez en mi blog!
Espero les guste ...
Ruthy...